Carmen Salas del Río


Algunos niños se sienten tentados a probar el límite de lo permitido. Saltan, corren, se visten solos, y cada día redescubren el poder del lenguaje. Decir tacos o palabrotas es un ejemplo de ello. Veamos qué podéis hacer para corregirles.


Muy interesante, dado que este problema está bastante extendido.